La historia comienza un día, un día de esos en los que buscas alcanzar lo que anhelas, donde buscas la dicha, pero esa dicha que te lleva lejos, esos días que uno no entiende porque no se es un alguien diferente con fuerza para conquistar. Pero lo que ese día tenía, fue una tarde que permitió no exactamente un adiós.
Todo empezó a marchar mientras nos mordíamos los labios, mientras por ti extrañaba los días que no volverás, mientras pensaba que nos íbamos hacer falta, mientras mirábamos hacia adelante sin importar que quedaba atrás… dudábamos a todo, no queríamos enfrentar la Verdad.
Pero había un cómplice que vino sin ser llamado y sin que tal ves necesitáramos, porque aunque ese cómplice apareció, nosotros ya habíamos concebido el mundo desde nuestros ojos y ellos ya se sabían mirar; tan solo faltaba, tiempo, pero no cualquier tiempo… un tiempo especial, el tiempo para amar, y ese cómplice Señor Destino, hizo de las suyas con nosotros.
Ya hablábamos, ya compaginábamos, ya nos imaginábamos, pero aun no nos decíamos….
Ese día, enlazamos las manos, con la fuerza del tiempo y de la costumbre, como si siempre hubiesen estado enlazadas, y nos miramos, como si por primera vez, el tiempo nos hubiese dado la posibilidad de hacerlo, sin embargo, cundo lo hicimos ya era tarde, ya nuestras almas se conocían, se reconocían, se sentían, ya el cielo nos había sorprendido entre devenires y sueños aunque no sabíamos que atardeceres nos venían.
¿Qué sería de nuestros caminos? Aun no lo sabíamos, pero sin buscarnos y sin decirlo, anduvimos largos días en busca de nosotros, y entonces, con el viento a favor, sin pensarlo, nos recordamos, porque ya solo faltaba que nos reconociéramos porque nuestros corazones, estaban esperando desde hacia rato ese momento.
Acariciamos entonces con palabras, alumbramos con miradas y llenamos de luz la espera.
Nuestros labios se encontraron y el mundo se detuvo… fue nuestro, de ahí en adelante, se sembró, creció y se acunó el amor, un amor con un fin, el de hacernos sonreír, desde ahí lo intangible se vuelve realidad en los reflejos infinitos de la luz de nuestras almas y cada día a partir de sueños y de fantasías… dejamos atrás al tiempo y sus abismos y nos enfrentamos al delante, al reencuentro.
Seguimos adelante y nos llenamos de nuevos días, pero aun me despierto con tu risa y estoy llena de tanto amor, ese amor que ya no se quiere ir.
Solo te pido que no seamos tan definitivos, que aun aprendamos, y que amanezcamos muchos días mas, dejando siempre la puerta abierta de tu corazón para que me dejes entrar y que permitamos que nuestros sueños aprendan a volar, que podamos fundirnos una y otra vez, perdiendo noción de tiempo y espacio, que la verdad sea mas fuerte y que siempre nos podamos perder en un beso, que valga la pena nuestras discusiones, que nuestras vidas sigan siendo… que no dejemos de ser… que no perdamos el ser cada cual… que sintamos fríos y ausencias, pero que nos acerquemos una y otra vez… que respetemos nuestros silencios y nos perdamos en un nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
y tu?? de que color tienes tus sueños...